Tenemos
por fin el apoyo y el consenso científico en ver que los animales tienen la
capacidad de tener conciencia: los animales no humanos, tanto como nosotros,
realizan actividades intencionalmente y no pueden ser reducidos a máquinas con
tareas predefinidas.
Durante la conferencia “Conciencia en Animales Humanos y No
Humanos” realizada en Cambridge en julio de 2012, un grupo de científicos de
varias áreas han declarado que los animales no humanos, en especial mamíferos y
pájaros, tienen la capacidad de tener conciencia. Es decir, que sus acciones no
pueden ser simplemente consideradas actos animales y que sus sentidos son
capaces de alterar la mentalidad del animal. La línea que diferencia al humano
del resto de los animales es cada vez más difícil de definir.
Mucho se ha
hablado de la capacidad de los animales de sentir, de relacionarse con su
ambiente y con sus pares, y más de la potencialidad de realizar tareas
mentalmente intensivas. Una increíble cantidad de estudios han tratado de
encontrar por qué los humanos tienen el derecho de dirigir al resto de los
animales. Infructíferos, estos estudios se ven cada vez más amenazados una vez
que entendemos que los animales tienen tanto derecho a la vida como nosotros.
Claramente
esto no es algo que nos sorprenda a todos. Desde hace tiempo que los grupos por
los derechos animales han luchado por aquellos que no tienen voz para
defenderse frente a los humanos. Grandes avances en estas áreas nos han
permitido tener leyes que protejan a los animales y su derecho a no sufrir. La
mayoría de las personas que nos encontramos en estos grupos hemos entendido
desde hace ya tiempo que los animales tienen los mismos conductos para los
sentimientos que los humanos.
¿Por qué
importan tanto los sentimientos? Porque nosotros entendemos que en nuestras
vidas son estos los que nos proveen una vista subjetiva de nuestro ambiente
para relacionarnos. Son los que nos indican qué tareas debemos buscar y cuáles
evitar; los que nos enseñan a no lastimarnos y a no lastimar al otro. Asimismo,
vemos que los animales poseen la misma capacidad y que por tanto su vida se ve
alterada si nosotros manipulamos sus sentimientos; y es así que si lastimamos
un animal, le empeoramos su calidad de vida.
No tendría
que ser necesario hoy en día explicar que el dolor no es placentero, incluso
para los animales no humanos. Poco sentido tiene, que se tenga que seguir
luchando para que la gente entienda que así como no lastiman a un bebé que no
puede hablar, no tendríamos que causar dolor en los animales para que estos
puedan vivir una vida sana.
Sin embargo,
para el deleite de las personas que luchamos por los derechos animales, tenemos
ahora una columna más en la cual apoyar nuestras teorías. Tenemos por fin el
apoyo y el consenso científico en ver que los animales tienen la capacidad de
tener conciencia: los animales no humanos, tanto como nosotros, realizan
actividades intencionalmente y no pueden ser reducidos a máquinas con tareas
predefinidas.
Los animales
tienen conciencia. Son capaces de sentir y de pensar, aunque quizá de una
manera más rudimentaria que la humana, por lo que tienen libertad en realizar
acciones y en evitar situaciones dolorosas. Si pensamos que la libertad humana
es uno de los pilares esenciales de los derechos humanos, ¿no es la libertad animal
uno de los derechos esenciales de los animales? No tenemos derecho a
controlarlos. Nadie tiene derecho a quitarles libertad.
De esta
manera vemos como, en realidad, uno de los regalos más intensos de esta
decisión es que por fin entendemos que nunca vamos a ser capaces de controlar
totalmente a los animales. Podemos encerrarlos, podemos las timarlos podemos mal tratarlos pero nunca vamos a controlar su conciencia. Nunca jamás seremos
capaces de obligarlos a pensar o a sentir; sus mentes siempre van a ser libres
por más que restrinjamos sus cuerpos.
La conciencia
de los animales no humanos es el próximo paso en los derechos de los animales,
incluyéndonos a los humanos. Sin embargo, es triste pensar que mientras la
humanidad descubre la maravilla de la conciencia animal, los que peleamos por
los animales nos horrorizamos por la inconsciencia humana.

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